Cuenta el abuelo que
de niño el jugó
entre árboles y risas
y alcatraces de color.
Recuerda un río
transparente si olores
donde abundaban peces,
no sufrían ni un dolor.
Cuenta mí abuelo
de un cielo muy azul,
en donde voló papalotes
que él mismo construyó.
El tiempo pasó y
nuestro viejo ya murió.
Y hoy me pregunté
después de tanta destrucción.
¿Dónde diablos jugarán
los pobres niños?
¡Ay ay ay!
¿En dónde jugarán?
Se está quemando el mundo,
ya no hay lugar.
La tierra está a punto
de partirse en dos.
El cielo ya se ha roto,
ya se ha roto el llanto gris.
La mar vomita ríos de aceite sin cesar.
Y hoy me pregunté
después de tanta destrucción.
¿Dónde diablos jugarán
los pobres niños?
¡Ay ay ay!
¿En dónde jugarán?
Se está quemando el mundo
ya no hay lugar.
¿Dónde diablos jugarán los pobres nenes?
¡Ay, ay ay!
¿En dónde jugarán?
Se está quemando el mundo
ya no hay lugar.
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